Sus orígenes se remontan al menos a los siglos XVI y
XVII, cuando las peleas de perros contra toros y contra osos se hicieron muy
populares en el Reino Unido. Precisamente este punto, las peleas contra toros,
inclina a algunos estudiosos a exponer que uno de los ancestros de esta raza
fue el Spanish Bulldog, nombre con el que se conocía al perro de presa español,
dada la tradición sobre la cría del toro bravo en España. A este respecto, hay
constancia de que en 1868 el señor Marquardt importó desde España dos
ejemplares y que en 1873 Frank Adcock se llevó otros tantos.
Otra de las aficiones de aquella remota época era el
llamado «ratting», que consistía en introducir en un foso un gran número de
ratas y un terrier; aquel perro que matara más ratas en menos tiempo era el
ganador. Los perros que intervenían en esta actividad eran de diferentes razas,
entre ellas se encontraba el Old English Terrier, parecido al Manchester
Terrier pero con la cabeza más grande y fuerte.
Alrededor de 1800 se realizaron cruces de Old English
Terrier con Bulldog y con Blue Paul, un perro de pelea escocés, cuyos
propietarios solían ser mineros de la zona de Staffordshire, allí los empezaron
a llamar Bull and Terrier.
